domingo, 18 de noviembre de 2012



Las despedidas buenas no son las fáciles, las buenas son las que cuestan, las que duelen, las que te arrancan un trocito del alma, porque ese dolor que sientes significa que mereció la pena... 
Las despedidas buenas son las que llenan tu maleta de imágenes, de sonrisas, de recuerdos que te acompañarán siempre. 



Además, en las despedidas buenas, nunca se dice adiós.

domingo, 2 de septiembre de 2012


Tú eres tú,  yo soy yo, pero tú y yo
[aunque me duela pensarlo] 
ya no somos nosotros. 



Así que, si no te importa, voy a seguir manteniendo el recuerdo de lo que fuimos por una sola razón: ya no volveremos a serlo.


jueves, 16 de agosto de 2012



Entonces llega ese momento en el que la más sencilla palabra nos hace daño, la canción más normal nos hace recordar el pasado y es ahí cuando nos damos cuenta que estamos solos, que no tenemos a quién llamar para decirle ‘te quiero y te necesito aquí ahora’, ni demostrarle de qué están hechos tus sentimientos.

domingo, 4 de marzo de 2012



"No seas muy dura contigo misma. 
Me encantaría ir a tu casa ahora mismo, sentarnos en el sofá, comer pizza y ver tu película favorita juntos. 
Pero no puedo.
 Así que tienes que ser agradable contigo mismoa porque, por ahora, yo no puedo serlo, ¿vale? 
¿Me lo prometes?"

lunes, 27 de febrero de 2012

Lucía está sentada en su cama. Ella ya sabe a quien acudir cuando está mal. Descuelga y teléfono y marca esos números que ya se sabe de memoria. 


-Buenas noches.


Su voz le responde al otro lado del auricular. Solo con eso ya está un poco más feliz. Y entonces se desahoga. Le cuenta lo estúpida que es la gente, lo que siente y lo que piensa.  Y él siempre trata de quitarle importancia, de hacer que no se preocupe. Pero entonces dice algo que hace que a Lucía se le rompa el alma. Intenta respirar y hace como que no llora, porque odia llorar delante de la gente (incluso si es por teléfono). Pero al primer sollozo él se da cuenta de que algo no va bien.


-¿Qué te pasa, preciosa?


Y ella comienza a contarle. Le dice que no está a gusto, que no sirve para nada, que nunca será lo suficientemente buena... Y en ese momento le interrumpe:


-Tú eres mejor de lo que podría imaginar nunca.


Y entonces ella sonríe por primera vez en todo el día. Una sonrisa sincera.


- ¿Sabes qué? Antes mi vida estaba incompleta. Pasaban los días y bueno, otro día más. pero desde que llegaste... desde que llegaste soy feliz.


"Una palabra muy grande"- piensa Lucía.


-Soy feliz porque te tengo a ti. Porque cuando me pongo triste, releo las cartas que nos mandamos y te siento cerca. Y, si te digo la verdad, pienso en ti cuando me acuesto, cuando me levanto, y desde que me acuesto hasta que me levanto. 


Nunca le han dicho cosas tan bonitas. Lucía incluso cree que se ha puesto roja.


-Así que, si alguna vez esos imbéciles te vuelven a hacer sentir mal, piensa que hay alguien que está sonriendo gracias a ti.


Y después de esto, ella tiene ganas de llorar. Pero esta vez de alegría. Con unas pocas palabras una sola persona ha podido cambiar su estado de ánimo. Al final va a ser verdad eso de que se está enamorando.

martes, 21 de febrero de 2012

Hoy os vengo a hablar de los kilómetros. Son una unidad de medida. Bien, eso lo sabemos todos. Y que nos separan de personas importantes también. Que a todos nos gustaría que esa persona especial viviera más cerca, para poder verla todos los días.  Que es verdad que existen móviles, Internet... Pero nada superará nunca al poder sentir un abrazo. 


Y ya no hablo solo de novios. Hablo de amigos. Amigos a los que te has acostumbrado a ver todos los días, que forman parte de ti. Y de repente, un día, te tienes de despedir de ellos. O amigos que has hecho gracias a las redes sociales. Que te alegran el día. Que te entienden a veces incluso mejor que la gente que está a tu lado. Y que no sabes si conocerás alguna vez, simplemente porque están a 500 kilómetros. 


Pero también hay que pensar que unos pocos kilómetros no pueden hacer que dejes de querer a alguien. Porque la distancia separa miradas, no sentimientos.
Que unos cuantos kilómetros pueden parecer muchos, pero hay aviones, trenes, coches... Y que iría andando a verte si no tuviera otra manera. 

Y con esto quiero decir que le echo de menos.
 Y que ojalá tuviera una máquina para poder teletransportarme. 

jueves, 16 de febrero de 2012

Se disfrazó de noviembre para no infundir sospechas.